Ing. Agr. Joel H Velasco Molina
Profesor Emérito del Tecnológico de Monterrey
Asesor Técnico de ABS México y de GEMEX
Cualquier contratiempo en la salud de las vacas recién paridas puede poner en riesgo la reproducción.
MAUREEN HANSON
En lo que respecta a la transición de las vacas, la reproducción es lo primero que se pierde y lo último que regresa, según el Dr. José Santos, profesor de Nutrición y Reproducción del Ganado Lechero en la Universidad de Florida.
Cualquier contratiempo en la salud de las vacas recién paridas puede poner en riesgo la reproducción. «Hay mucha biología evolutiva en juego», dijo Santos. «La prioridad de una vaca no es quedar preñada, sino sobrevivir, especialmente ante la incertidumbre. Y la enfermedad trae incertidumbre».
Santos compartió sus reflexiones sobre la relación entre la salud de las vacas en transición, y el éxito reproductivo en un episodio reciente de The Dairy Podcast Show. Afirmó que, en los últimos 15 años, la reproducción lechera en Estados Unidos ha mejorado enormemente, pasando de una tasa promedio histórica de preñez a los 21 días de entre el 13 % y el 14 %, a alrededor del 20 % o más en la actualidad.
Y como en cualquier buena fiesta, el éxito de la transición y la reproducción dependen de la presencia de personas excelentes. Según Santos, la cultura laboral y el factor humano en una granja, marcan la diferencia en todos los aspectos, desde la técnica de inseminación hasta la comodidad de las vacas, la salud de las ubres y la administración del alimento.
«Cuando se observan los hatos con un rendimiento reproductivo muy alto, como tasas de preñez del 50 %, se observa que están logrando resultados muy positivos con las vacas en el período de transición, y probablemente tienen una incidencia de enfermedades mucho menor«, señaló Santos.
Como ejemplo, mencionó que las vacas que presentan mastitis o metritis, en comparación con las que superan el período de transición sin ninguna enfermedad clínica, tienen una pérdida promedio de preñez, hasta la primera IA, de 15 puntos porcentuales. Así, en lugar de una tasa de preñez del 40%, la suya se acercaría al 25%. Esta cifra se debe tanto a una menor preñez por IA, como a un aumento en las pérdidas de preñez que sí se producen.
Una observación general interesante del análisis de datos realizado por Santos y sus colegas, quienes rastrearon los datos de rendimiento de más de 10,000 vacas, es que la incidencia de cualquier enfermedad, no solo los problemas de salud uterina, probablemente afecte el rendimiento reproductivo. «Las enfermedades de naturaleza inflamatoria, que son la mayoría, son simplemente malas. Solo causan daños», declaró.
«Una vez que se padece una enfermedad, la capacidad de la vaca para ciclar antes se retrasa y se reduce», continuó Santos. «Así que ahora tenemos una vaca anovulatoria durante un período más largo. Esto se convierte en una mancha en su historial. No mostrará celo, y si se realiza la inseminación, el logro de preñez será menor y la pérdida de preñez será mayor».
Se ha demostrado que el exceso de atención a las vacas recién paridas, interfiere con el consumo de materia seca, lo que puede desencadenar una serie de otros problemas de salud y metabólicos.
Como los organismos que causan mastitis contagiosa, que deberían ser altamente controlables como los organismos que causan mastitis contagiosa, que deberían ser altamente controlables.
Para que comprendan por qué es importante hacer las cosas de cierta manera. Esta comprensión es fundamental para inculcar un sentido de propiedad y orgullo personal en el trabajo diario.
La atención veterinaria, la capacitación de los empleados y más de la lechería. Estas personas deben brindar soluciones con base científica para el manejo integral del hato y el bienestar animal.