Ing. Agr. MA. Joel H. Velasco Molina
Profesor Emérito del Tec de Monterrey
Asesor Técnico de ABS México y de GEMEX
Conocí por vez primera esas entrañables áridas tierras laguneras en los mediados de los años 50. Jugando futbol americano con los Buitres de la entonces Escuela Superior de Agricultura “Antonio Narro”(hoy Universidad Autónoma Agraria “Antonio Narro”), fuimos a jugar con los Gatos Negros del prestigiado Instituto Francés de La Laguna. Por avatares de la vida, más tarde, de 1969 a 1973, arranqué mis andanzas zootécnicas ganaderas (mayoritariamente lecheras), en el servicio técnico de Anderson & Clayton y Api aba (alimentos para el ganado) en Torreón, Coah.; después de laborar — al regreso de mi Maestría— como profesor de planta y profesor de cátedra, respectivamente, en la Facultad de Agronomía de la UNL (1961-1969), y en la entonces Escuela de Agricultura del Tecnológico de Monterrey, de 1964 a 1969; amén de haber manejado por esas fechas el establo lechero de la pasteurizadora “Las Puentes, en San Nicolás de los Garza, NL.»
Posteriormente, gracias a mis actividades docentes y de investigación, seguí interactuando y conviviendo gente (“Muy Gente”) en el ámbito productor de leche Lagunero, mediante actividades académicas y prácticas con alumnos (tesis y residencias de verano).
Primeramente en “El Colegio de Graduados de la Narro” (del 74 al 76), y posteriormente en “La División de Ciencias Agropecuarias y Marítimas del Tec de Monterrey” (1976 a 2000).
La autoría de los trabajos de tesis de maestría de “La Narro”, en establos de la Comarca fueron: de Francisco Cano Siller, Rodrigo Silva Cardona (ambos laguneros de cepa), y del ahora prestigiado Dr. Luis Lauro de León, Profesor Investigador de La UAAAN, en Saltillo.
Con alumnos de Agronomía del Tec, se me dio la oportunidad de asesorar 40 tesis en La laguna; de las cuales algunas tienen autoría estudiantes oriundos de Matamoros, Torreón y Gómez Palacio: Samuel Cortinas, Carlos Villarreal Maíz, los hermanos Eduardo y José Antonio Tricio Haro, Luis Felipe Morales, Rubén Díaz Flores, Ricardo Juan marcos, Manuel Negrete, Ernesto de la
Torre, Gustavo Díaz de León, Diego espada, Ernesto Gómez y Jorge López.
Y mi última etapa de actividad profesional en “La comarca Lagunera” ha sido a partir del año 2000, tras de mi jubilación como Profesor Titular (ahora Profesor Emérito) del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, como Extesionista, como Asesor Técnico de, principalmente, ABS México y de GEMEX, hasta el presente.
Mi respuesta a tal cuestionamiento primeramente subraya dos puntos primordiales justificantes del obtener leche y carne en La Comarca Lagunera; un criterio muy genuino de los productores de leche y del gremio de profesionales de apoyo relacionados con el ramo agropecuario (Médicos Veterinarios, Ingenieros Agrónomos, Zootecnistas, Nutricionistas, Lic. en Contaduria y finanzas, etc.):
1) Producir más leche y carne para las mesas de los mexicanos es un acto de responsabilidad humanitaria que conlleva, necesariamente, la salud del futuro del país, por un lado, Nuestra Niñez, y por el otro la de Los Adultos Mayores, y …
2) La producción lechera engloba una gran importante generación de mano de obra rural de forma directa e indirecta; lo cual coadyuva a disminuir la rurbanización (el abandono del campo para ir a la ciudad), y la migración a los Estados Unidos de “Valiosa Gente de Trabajo”.
Considero que la filosofía de la producción lechera ha tomado en cuenta de antaño, en mayor o menor grado (algo que es válido en el presente, y con mayor razón para el fututo), Sustentarse en tres puntos cardinales, a saber:
1. Eficientar el desempeño productivo de los animales, sin menoscabo de su bienestar.
2. Buscar la satisfacción del mercado consumidor (cada vez más informado), y…
3. Proteger el Entorno Medioambiental de la contaminación y el Efecto Invernadero.
Sin duda que sobre el primer punto, habida cuenta a haberse transmutado en más eficiente la producción de las vacas lecheras, en las lecherías de tipo intensivo (que producen el 50 % de la producción de leche nacional); es que se ordeña en el presente, por lactancia, el doble de lo que se ordeñaba hace unas 5 o 6 décadas atrás. Hoy por hoy, es fácil constatar que las vacas consignan lactancias de 9 a 10 mil kilos anuales de leche; y esto habla de que si se estima que, tristemente, el consumo anual per cápita de leche en México, es de solo 124 litros (128 Kg); una vaca de 10 mil kilos anuales podría alimentar a 78 personas; hace 60 años solamente alimentaba la mitad (39). Además, cobra importancia subrayar que ahora, únicamente se requiere una vaca en vez de 2, lo que reduce a la mitad de los recursos necesarios para ordeñar esa leche y, también, disminuye sustancialmente el Impacto Ambiental y el Efecto Invernadero.
La producción de leche — lo que valedero asimismo para la carne —es resultado de La Interacción del Genotipo y del Ambiente sobre las vacas.
Simple y llanamente El Genotipo es lo que se hereda de los padres, y Ambiente no es solo el clima—como erróneamente a veces se cree- -, sino el efecto multifactorial de: el índice de temperatura humedad, la nutrición y alimentación, la bioseguridad, el confort de las instalaciones pecuarias, la profesional actuación de asesores técnicos, la calidad y calidez de la fuerza de trabajo del establo, y un largo etcétera.
Ahora bien, puesto que, como se sabe, el toro viene siendo la mitad del hato lechero, y el que se haya ampliamente adoptado la inseminación artificial en las lecherías a nivel regional y nacional (de 5 o 6 décadas al presente), con semen de toros probados con sus progenies o mediante la Genómica, el avance genético presente en los hatos lecheros, en la principal cuenca lechera del país, la de La Laguna, ha sido a todas luces notable.
Es justo señalar y dar crédito a los pioneros de la inseminación artificial en esos lares laguneros: Don Juan Aguiñaga Díaz de León creó en 1958 y continuó hasta mediados de los 60s, un centro de inseminación artificial que atendían las Médicos Veterinarios Villalobos y González Duque, y tres de sus hijos. Procesaban y vendían “semen fresco” de toros traídos de Estados Unidos y del Canadá, en establos regionales y foráneos (Zacatecas, Durango, Monterrey, etc.). A guisa de ejemplo, el que escribe principió inseminado vacas en establos de Monterrey durante los años 60 (en Las Puentes, San Javier, La Perla, La Purísima, La Luz, La Pastora, etc.), y confieso que, siéndoles honesto, por entonces tal práctica se veía con desconfianza. Pienso no estar lejos de la verdad si asevero que ello fue, por años, un obstáculo a nivel nacional. Afortunadamente, al paso de los años, la evidencia en resultados positivos popularizó la inseminación artificial, con la consecuente mejoría genética del ganado.
En La Laguna, la gran iniciativa de Don Juan Aguiñaga en el campo de la IA (que tuvo su establo en “La Popular”) llegó a término con la llegada de compañías extranjeras de EEUU y Canadá (COBA, NOBA, ABS, Select Sires, Semex, etc.).
No estoy cierto en contestar sobre su principal origen; no obstante, considero que gran parte del vacuno lechero que ahora puebla los establos en La Laguna, de vacas mayoritariamente Holstein (aunque hay algo de Pardo Suizo Americano y Jersey), encuentra su ascendencia en EE. UU. y en Canadá. Más tarde, y a resultas del problema de “Las Vacas Locas” en los Estados Unidos —y con el cierre de la frontera mexicana — se dio la introducción de ganado lechero procedente de Nueva Zelanda, Australia y algo de Uruguay. Vale la pena recalcar que, pese a todo, la inseminación artificial nunca dejó de practicarse.
En líneas generales puedo que tal metodología de la TE no ha sido bien recibida por los productores de leche; seguramente por sus costos de implementación momentáneos, que —para mi pobre entender— no han sido (y habrían de) debidamente ser cotejados con los costos implícitos de la infertilidad en las vacas (tan baja, en algunos casos, como menor del 10 % de concepción, con días abiertos altos resultantes, etc.), propia de temporadas calientes y húmedas del verano. Amén de no tomar en cuenta el avance genético que se deja de ganar con la TE.
La posible ventaja de una TE bajo estrés térmico, es que la transferencia de un embrión, en la vaca receptora, se hace en una etapa en que éste (el embrión) es menos susceptible al Estrés calórico uterino (es decir, en el día 7 post-estro); en tanto que la inseminación en la vaca tiene en su contra, en primer lugar, que el semen sobreviva en un ambiente uterino anormal e hipercálido; y si llegase a darse la fertilización, que el embrión sobreviva en sus primeros 4 o 5 días de vida, cuando es sumamente vulnerable al estrés calórico.
Los resultados de la investigación (sobre todo en Florida) favorecen a la TE (producidos in vitro: frescos o congelados-descongelados) versus la IA, sobre la tasa de preñez obtenida. La IA bajo estrés calórico confronta, por principio de cuentas, encontrar las vacas en celo (que es casi silencioso) y después que conciban. Usualmente, la TE se hace en vacas sincronizadas hormonalmente, a tiempo fijo, salvando el obstáculo de la detección del celo. Asumo que a estas alturas ha quedado claro cómo ha influido el avance genético en elevar la sostenibilidad y rentabilidad de la producción de leche, y seguramente que estaremos de acuerdo, de que el Ambiente ha tenido que ver, con mucho, en el logro de que el potencial genético de los animales haya podido ser exhibido.
Trataré de hacer un breve resumen: Los avances han sido evidentes en…
1. Mentalidad abierta y receptiva de los productores de leche a la asesoría técnica de consultores propios y externos; de las compañías de agro servicios; de instituciones bancarias y del gobierno, etc.
2. Nutrición y alimentación: Apego a los requerimientos nutricionales de acuerdo a sus estas de crecimiento o etapa metabólica (Período seco o de lactancia), para el balance adecuado de las raciones alimenticias calculadas por el Nutricionista; selección, conservación y manejo de los forrajes (recomendados por Agrónomos); escogencia y mezclado correcto de los ingredientes de una ración, y su eficiente reparto en los comederos existentes de acuerdo al número de animales en corral; abastecimiento constante de agua de buena calidad (en minerales y bacteriología); aplicación de prácticas de seguridad alimentaria para disminuir riesgos de micotoxinas y/o sustancias tóxicas, y un largo etcétera.
3. Observancia estricta a la Bioseguridad en las lecherías, asesorados cabalmente por el Médico Veterinario Zootecnista, para evitar la entrada e incidencia de enfermedades infectocontagiosas, a fin de bajar las tasas de morbilidad y mortalidad, en el hato lechero y de reposición (becerras y vaquillas), mediante calendarios vacunales y de desparasitación; control de predadores (ratas, ratones, perros, gatos y aves, etc.); cuarentenas; diagnóstico preventivo de enfermedades metabólicas, como la hipocalcemia y la cetosis; diagnóstico preventivo de problemas de ubre y pezuñas; campañas contra la brucelosis y tuberculosis; desinfección de construcciones, equipos y utensilios, vehículos de transporte, prohibición de entrada (o desinfección) de gente y vehículos ajenos a la lechería, etc.
4. Monitoreo sistemático del crecimiento de los reemplazos lechero(becerras y vaquillas) en sus distintas etapas de vida: Tallando(estatura en la cruz o en cadera), pesando y calificando la condición
corporal.
5. Implementación de programas reproductivos en vaquillas y vacas, buscando que las vaquillas hagan su primer parto entre los 22 y 24 meses de edad; que las vacas reporten intervalos entre partos muy cercanos a los 12 meses —13.5 meses como óptimo—, lo cual es resultado de calcular continuamente la Tasa de Preñez, que se deriva de saber cuántas vacas presentan celo (después del término del Período Voluntario de Espera, posparto), y de las cuales ya inseminadas, cuántas están quedando gestantes cada 21 días.
6. Mejora de la ordeñabilidad de las vacas para cosechar más leche y de mejor calidad, supervisando a los ordeñadores y evaluando y dando mantenimiento al equipo de ordeño.
7. Muestreo continuo de la calidad bacteriológica y el conteo de células somáticas del tanque de leche, y componentes de la leche de la misma: Sólidos totales, grasa, y proteína.
8. Confort de las vacas secas y en lactancia, procurándoles instalaciones para amortiguar el Estrés Térmico (calor o frío), proporcionándoles buenos espacios físicos y sociales en el corral, comedero, bebedero y sombra; asegurándoles lugares de estancia secos y desinfectados, muy en especial a las vacas próximas al parto, etc.
9. Selección y capacitación continua del personal que labora en las empresas lecheras. Se escoge personas que cuenten con aptitudes y actitudes para el desempeño de sus quehaceres.
10. Empleo de sistemas de manejo de la información, uso de collares y/o podómetros para la identificación animal, digitalización de los datos; innovaciones tecnológicas, estas que mejoran las prácticas de manejo y la toma de decisiones.
Considerando que:
– En la actualidad el poder adquisitivo de la gente permite buscar más la leche y/o los productos lácteos, y que el consumidor está más informado.
– Existen grupos que, bajo el criterio de que “Animalismo es sinónimo de humanismo”, se oponen a la producción de la proteína animal (leche y carne) indispensable para los infantes y adultos mayores.
Es de la mayor trascendencia que la Industria Láctea haga una amplia extensión de cómo se produce la leche en condiciones de “Bienestar animal”. Difundir, pues, que las prácticas zootécnicas lecheras actuales, deben tener como objetivo garantizar en la leche las características nutritivas, el sabor y la apariencia de una leche, leche; y que no estén presentes microorganismos nocivos y/o adulterantes; dándose por descontado, por ende, que la leche la producen vacas manejadas con mucha calidad y calidez humana.
Por de pronto quiero adelantar que su servidor no cuenta ni con un asomo de competencia en la materia; más válgame aseverar que toda actividad pecuaria trasciende en un impacto ambiental. Habrá de verse, por ende, la producción lechera, como una verdadera Industria; y al productor de leche, como un verdadero Empresario: con la obligación moral de hacer frente a los retos del mercado, y a las leyes que hacen referencia a la protección del medio ambiente; y hacer su empresa sustentable. Por lo tanto, los residuos ganaderos y efluentes (que sí producen un impacto ambiental), producto de las actividades agrícolas y lecheras, que pueden contaminar el agua, el suelo e incluso el aire, es factible encauzarlos hacia otras actividades económicas: La obtención de biogas y electricidad, la producción de composta, la lombricultura, a la reutilización del agua, etc.
Como cierre a mi contribución es obligado puntualizar que me faltó hacer la caracterización del sector productor de carne en las lecherías.
Puesto que, a mi parecer, en la pasada última década se principió a dar una participación importante en el mercado (regional y nacional), de producción de carne de calidad, producto de las empresas lecheras. En el arranque se engordaban becerros Holstein, más después ha venido ganado terreno la engorda de becerros cruzados de Holstein con Angus o con Limusin, principalmente. Estoy consciente que por falta de conocimiento y espacio esta temática queda fuera del alcance, es esta mi contribución.