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Estrategias para mejorar la eficiencia alimenticia en los programas de alimentación de vaquillas de reemplazo lechero

Artículo traducido por el Ing. Joel Velasco

Asesor Técnico de ABS

Los objetivos de un programa de manejo de reemplazos lecheros, son criar vaquillas a un bajo costo económico y ambiental, sin comprometer el comportamiento futuro de la lactancia. Para cumplir con estos objetivos, las vaquillas inseminadas, comúnmente son alimentadas con dietas que contienen forrajes ricos en fibra y de bajo costo (MPS, 2003), que satisfacen los bajos requerimientos energéticos (NRC, 2001) de las vaquillas de reemplazo inseminadas. La alimentación de vaquillas criadas con forrajes bajos en energía y ricos en fibra, también ayuda a minimizar el sobrecondicionamiento durante el parto, lo que puede ser perjudicial para el desempeño de la lactancia (Hoffman et al., 1996). La eficiencia alimenticia, es un tema que se pasa por alto, asociado con la alimentación de vaquillas criadas con dietas que contienen predominantemente forrajes ricos en fibra.

La eficiencia alimenticia se puede describir como la cantidad de alimento necesaria para producir un kilo de ganancia. La eficiencia alimenticia puede incrementarse mediante una serie de factores prácticos y nutricionales, cuando se suministran dietas forrajeras altas en fibra. Este documento revisará los problemas asociados con el manejo de los comederos, y la eficiencia alimenticia asociada con la alimentación de vaquillas de reemplazo inseminadas.

Sobrecondicionamiento – Factor Miedo

El sobrecondicionamiento de las vaquillas es uno de los mayores temores de los productores de leche y de los criadores de vaquillas por contrato, porque los resultados negativos son muy agudos. No se intentará discutir varios aspectos del sobrecondicionamiento de las vaquillas, porque se comprenden bien los impactos negativos, tanto reales como percibidos. Si bien es necesario variar la energía dietética para mantener un crecimiento óptimo de las vaquillas, alimentarlas con un exceso de energía dietética es la causa principal del sobreacondicionamiento de las vaquillas, especialmente en entornos de bajo mantenimiento energético (por ejemplo, establos free-stall). Por ejemplo, una dieta típica para vaquillas que contiene 50 por ciento de ensilaje de maíz (72 % NDT= nutrimentos digestibles totales) y 50 por ciento de ensilaje de alfalfa (62 % NDT), tiene un contenido dietético de NDT del 67 por ciento, que es 5 unidades NDT por encima del requerimiento de una vaquilla criada en un entorno térmicamente neutro, como en un establo free stall. En esta situación, las vaquillas probablemente quedarán sobreacondicionadas. Otro problema subyacente y agravante del sobrecondicionamiento, es la variación de los días de alimentación. Las ineficiencias en lograr que las vaquillas alcancen el peso reproductivo (a una edad adecuada), y las ineficiencias en la reproducción, pueden crear días de variación en el alimento. En el ejemplo, algunas vaquillas pueden ser alimentadas con una dieta con un 5 por ciento en exceso de NDT durante 275 días, mientras que otras vaquillas serán alimentadas con una dieta, con un 5 por ciento de exceso de NDT, durante 375 días. Cuanto más alto sean los NDT de la dieta, por encima del requerimiento, y cuanto mayor sea la variación de los días de alimentación, más acentuado será el sobrecondicionamiento. Por lo tanto, el sobreacondicionamiento no sólo representa problemas potenciales después del parto, sino que también es indicativo de que la eficiencia alimenticia se está reduciendo porque: 1) la grasa se deposita con menos eficiencia que la proteína y; 2) las vaquillas con excesivos días de alimentación (mayores) son menos eficientes que las vaquillas más jóvenes.

La proteína de la dieta juega un papel menor en la condición corporal de las vaquillas, pero la sobrealimentación energética y la variación excesiva de los días de alimentación, siguen siendo los principales culpables. Cuando las vaquillas se vuelven sobrecondicionadas, se debe reducir la energía dietética incluyendo forrajes de bajo contenido energético, como paja, en la dieta, o limitando la cantidad de alimento ofrecido. Mantener un inventario de forrajes de baja calidad, probar todos los forrajes y formular dietas con el nivel de energía adecuado, es fundamental para controlar situaciones en las que los inventarios de alimento proporcionan energía excesiva.

En situaciones en las que se ha producido o se está produciendo un sobrecondicionamiento de las vaquillas, las respuestas del manejo suelen ser demasiado informales. A menudo se culpa a la alimentación excesiva con ensilaje de maíz y a la escasez de proteínas. Es posible que esta evaluación no aborde completamente el verdadero problema del manejo. Las preguntas que se deben plantear, cuando se produce un sobrecondicionamiento de una vaquilla son:

 

La discusión antes mencionada se ofrece sólo para resaltar, que las razones del sobrecondicionamiento de las vaquillas son complejas y, en última instancia, son una interacción entre la energía dietética, los días de alimentación, y las condiciones ambientales.

Alimentación limitada

Otra estrategia de alimentación para controlar el sobrecondicionamiento, y mejorar la eficiencia alimenticia, sería limitar la alimentación con una dieta más rica en nutrimentos; lo que proporciona una estrategia de manejo alternativa para reducir el costo del alimento y la excreción de nutrimentos, los cuales se están volviendo cada vez más preocupantes en la industria lechera. Lammers et al., 1999 utilizaron una estrategia de alimentación límite, para controlar las tasas de crecimiento de vaquillas Holstein antes del período reproductivo, y no observaron efectos negativos en el desempeño de la primera lactancia. Las estrategias de limitación de alimentación, también se han empleado con éxito con otras especies de ganado, como en las vacas para carne (Loerch, 1996), las ovejas (Susin et al. 1995) y las vaquillas para carne (Wertz et al. 2001). En los sistemas de manejo de vaquillas para reemplazo lechero, la alimentación limitada de las vaquillas inseminadas, puede generar el máximo beneficio de manejo, porque las vaquillas inseminadas tienen un alto consumo de alimento (NRC, 2001), y excretan más MS de estiércol (Wilkerson, et al., 1997), en comparación con las vaquillas pre-inseminadas. Recientemente exploramos un sistema simple de alimentación límite para vaquillas de reemplazo (Hoffman et al., 2006).

Las vaquillas Holstein fueron alimentadas con dietas (C-100, L-90 y L-80) que contenían 67.5, 70.0 y 73.9 por ciento de NDT, respectivamente; pero las vaquillas alimentadas con dietas de 70.0 y 73.9 por ciento de NDT, fueron alimentadas con un límite de 90 y 80 por ciento de su potencial de consumo (Tabla 1). El sistema de alimentación experimental dio como resultado, que las vaquillas fueran alimentadas con menos materia seca por día, pero la cantidad total de calorías consumidas por día fue igual (Tabla 2). No observamos diferencias en los puntajes de tamaño o condición corporal de las vaquillas después de un período de alimentación de 111 días (Tabla 3). Las vaquillas alimentadas con límite, tuvieron ganancias diarias promedio numéricamente más altas, en comparación con las vaquillas alimentadas control. Sin embargo, el régimen de alimentación límite, resultó en una mejora del 30 % en la eficiencia alimenticia (Tabla 3), y las vaquillas excretaron significativamente menos estiércol (Tabla 4). No observamos efectos a largo plazo de las vaquillas con alimentación límite, y el rendimiento de la lactancia fue similar entre las vaquillas control, y con alimentación límite (Figura 1). Una investigación reciente en la Universidad Estatal de Pensilvania, observó respuestas similares cuando las vaquillas recibieron alimentación limitada. Zanton y Heinrichs (2006) limitaron la alimentación de vaquillas Holstein de 136 Kg (300 lb), durante 35 semanas (8 meses), con una dieta que contenía 25 por ciento de forraje, en comparación con la alimentación con una mayor asignación de MS de una dieta que contenía 75 por ciento de forraje, y no observaron diferencias en la ganancia diaria promedio o el crecimiento esquelético de las vaquillas Holstein.

Existen algunas limitaciones para implementar una estrategia de alimentación limitada. Primero, las vaquillas vocalizan en menor medida durante aproximadamente una semana y la vocalización finaliza posteriormente

En segundo lugar, se requiere un espacio adecuado en el comedero para garantizar que todos los animales tengan pleno acceso al alimento, porque las vaquillas alimentadas al 80 por ciento de su potencial de consumo, consumirán todo el alimento disponible en una hora. La falta de espacio adecuado en los comederos, podría dar lugar a tasas de ganancia desiguales.

 

A pesar de las desventajas, los aspectos positivos de la alimentación limitada, como el aumento de la eficiencia alimenticia, la disminución de la producción de estiércol, y la capacidad de controlar el sobrecondicionamiento sin efectos a largo plazo, hacen de la alimentación limitada una alternativa de manejo atractiva, pero se requieren más datos.

Clasificación de alimentación para vaquillas

Al alimentar con forrajes ricos en fibra o ensilaje de maíz, se debe recordar que las vaquillas, clasificarán el alimento de manera muy similar a las vacas lecheras lactantes. En un estudio reciente (Hoffman et al., 2006), alimentamos a vaquillas con cinco métodos físicos diferentes de alimentación, con heno para explorar posibles diferencias en el consumo de nutrimentos, y el comportamiento de clasificación del alimento. Las dietas se alimentaron a ochenta vaquillas Holstein e incluyeron (1) incorporación de heno largo (LH) en un mezclador de ración integral (TMR) (TMR-LH); (2) incorporación de heno cortado en fardos (BC) en un mezclador TMR (TMR-BC); (3) incorporación de heno picado (CH) en un mezclador TMR (TMR-CH); (4) heno largo (TD-LH) sin incorporación de TMR, y (5) heno BC (TD-BC) sin incorporación de TMR. El aderezo de heno LH o BC a las vaquillas resultó en una supresión (0.5 kg/d) del consumo de MS, en comparación con las vaquillas alimentadas con dietas TMR en las que se incorporaron henos en la TMR. 

Las vaquillas rechazaron en gran medida las partículas largas (>12,5 mm) en todas las dietas.

En particular, las vaquillas rechazaron entre el 70 y el 80 por ciento de las mazorcas de maíz alimentadas. Debido a que las partículas largas de forraje y/o las mazorcas de maíz generalmente contienen más FND (fibra neutro detergente) o menos energía que las partículas pequeñas de alimento, como el grano, los datos sugieren que las vaquillas pueden consumir dietas con mayor contenido energético que las formuladas. Del mismo modo, los datos sugieren que el manejo de las dietas de las vaquillas en el comedero, es fundamental para garantizar que las vaquillas consuman alimentos ricos en fibra y bajos en energía, según lo previsto.

Manejo del comedero

La alimentación de vaquillas es costosa y se debe tener mucho cuidado de no desperdiciar alimento. Los comederos deben diseñarse y manejarse para controlar el desperdicio de alimento. Ajustar adecuadamente los rieles del cuello, la altura de la garganta o instalar barras inclinadas en el pasillo de alimentación, a menudo puede reducir drásticamente el desperdicio de alimento. No se deben utilizar estantes para heno, tolvas portátiles u otros comederos improvisados, ya que se pierde demasiado alimento en el suelo.

Además, los datos de una investigación de la Universidad Estatal de Dakota del Sur, sugieren que las vaquillas (o novillos) no deben ser sobrealimentadas. Monitorear y controlar con precisión el consumo de alimento, y alimentar a las vaquillas con el consumo exacto, reducirá el desperdicio de alimento y aumentará la eficiencia alimenticia. La combinación de un diseño de comedero adecuado, y la alimentación de las vaquillas con consumos exactos, puede dar como resultado una mejora del 10 por ciento en la eficiencia alimenticia. Para alimentar a las vaquillas con ingestas exactas, se debe utilizar un sistema de manejo de puntuación del comedero.

 

Un sistema de puntuación simplificado es:

0) no queda alimento,

1) quedan unas pocas partículas pequeñas de alimento dispersas,

2) quedan muchas partículas de alimento pero el concreto, aún es visible

3) quedan grandes cantidades de alimento, sin concreto visible.

El objetivo de un sistema de alimentación de manejo controlado del comedero, es alimentar a un puntaje de comedero de 1 cada día. Si los comederos están vacíos (Puntuación 0) o queda exceso de alimento (Puntuaciones 2 y 3), entonces el consumo de alimento se mueve hacia arriba o hacia abajo en incrementos muy pequeños (2%) para facilitar la alimentación de las vaquillas hasta un puntaje de comedero de 1

Considere los ionóforos

Los estudios han demostrado que los ionóforos mejoran la eficiencia alimenticia o la ganancia diaria promedio cuando se administran a vaquillas lecheras. Cuando se alimentan, los criadores de vaquillas, pueden esperar aumentos promedio diarios en la ganancia de 0.15 libras por novilla por día o aumentos en la eficiencia alimenticia del 5 al 10 por ciento.

Es importante entender que mejorar la eficiencia alimenticia es la razón principal para alimentar a las vaquillas con un ionóforo, porque aumentar la ganancia diaria promedio puede o no ser una mejora en el manejo de las vaquillas. Además de la eficiencia alimentaria, los ionóforos ayudan a controlar la coccidiosis. La bambermicina también está aprobada como promotor del crecimiento de vaquillas de reemplazo lecheras. La bambermicina tiene propiedades similares a las de los ionóforos, pero no es un ionóforo verdadero y no controla la coccidiosis. La bambermicina se administra en dosis de 10 a 20 miligramos por novilla por día. Si se alimenta con ionóforos, se debe tener mucho cuidado en el manejo del comedero y en la formulación de la dieta para asegurar que las vaquillas consuman la cantidad exacta de calorías para evitar el sobrecondicionamiento.

Conclusiones

La eficiencia alimenticia de las vaquillas de reemplazo lecheras, se puede mejorar y debe ser un punto de discusión principal entre los criadores de vaquillas y sus asesores en nutrición. Alimentar a las vaquillas en instalaciones con comederos diseñados adecuadamente, para minimizar la pérdida de alimento, emplear un sistema de manejo de comederos, alimentar a las vaquillas con niveles exactos de consumo (o un poco menos), y considerar ionóforos en el sistema de alimentación, son herramientas potenciales para mejorar la eficiencia alimenticia.